Por: @OrlandoGoncalves
Hay una tendencia en el mundo a realizar campañas más cortas. De alguna manera, eso está bien, sin embargo, cuando ese período se acorta demasiado, puede ser nocivo para las democracias, pues no le permite, por un lado, a los candidatos darse a conocer en profundidad, y a sus propuestas; y, por otra parte, los ciudadanos no logran conocer a los candidatos y sus planteamientos.
Ahora, el foco de este artículo no está allí, sino en la tendencia al supuesto ahorro de recursos de los candidatos al preparan sus campañas muy sobre la hora, cuando pudieran hacerlo con mucha antelación, lo cual redundaría en campañas más profesionales, de mayor impacto, con mejores resultados y, sorprendentemente, más económicas, teniendo claro que, preparar la campaña no significa, hacer la campaña.
Prepararse con antelación en tiempos tan convulsos, donde los ciudadanos confían cada vez menos en la democracia, en las instituciones del Estado, y, sobre todo, en los actores del liderazgo político, se vuelve vital si se quiere tener éxito en la campaña electoralcomo verdadero líder.
Una manera de ejemplificar el concepto anterior pudiera ser el de una persona que debe escalar una cuesta para llegar a la cima de una montaña que está a dos mil metros de altura. Para ello tiene dos rutas posibles. Ruta A- Escalar una pendiente con un grado de inclinación superior al 10%, y una distancia de 5 kilómetros; Ruta B- con una inclinación menor a 5% y un recorrido de 8 kilómetros.
Es claro que, por ambas rutas se puede llegar. Las preguntas serian: ¿Cuál es más eficiente? ¿Cuál generará menor consumo de energía y menor desgaste al escalador? La respuesta es la ruta B pues, aunque el recorrido es más largo, la pendiente es menor, por lo que el consumo de energía y desgaste será menor.
Bueno, con las campañas electorales es igual, pues con cuanto mayor antelación se preparen, se minimiza la posibilidad de cometer errores, y si se cometen, se dispone del tiempo suficiente para corregirlos. Las improvisaciones, literalmente desaparecen, por aquello de la planificación en detalle. También se puede ensayar tácticas, medir su eficiencia, cotizar oportunamente los mejores precios para los insumos requeridos, así como seleccionar el personal que se necesitará.
Por ejemplo, muchos candidatos regresan a sus circuitos o regiones cuando las elecciones se acercan, cuando perfectamente habrían podido desarrollar varias maneras de mantener contacto y cercanía con sus electores, de manera tal que, los ciudadanos no perciban que el candidato solo vuelve en época electoral.
Otro ejemplo son las piezas publicitarias. Generalmente se hacen sobre la hora, pero ¿cuál es la estrategia y el mensaje que deben reflejar esas piezas? Si se prepara con tiempo la campaña, se puede hacer investigación de rigor con la finalidad de tener información de calidad, que permita desarrollar una estrategia sólida, que le dé ventaja sobre los adversarios, así como la creación de un mensaje que impacte emocionalmente con los electores.
Prepararse con antelación también permitirá estudiar a fondo al candidato, y detectar sus fortalezas y debilidades, lo que nos lleva a trabajar para potenciar las fortalezas y minimizar las debilidades. Igualmente, ese mismo ejercicio se puede hacer con los adversarios, pues, llegada la campaña propiamente dicha, desde el inicio se pueda establecer una clara diferenciación entre el candidato y sus adversarios, y exaltar las debilidades de estos.
Trabajar con antelación nos permite desarrollarla capacidad de pensar estratégicamente en imágenes para el futuro, lo cual, por cierto, no es un ejercicio de clarividencia, es el usar esa capacidad a través de un enfoque sistémico que permita visualizar y planificar escenarios, llevando a prever eventualidades, descubrir nuevas oportunidades, detectar posibles amenazas.
La lista de las ventajas de prepararse con antelación es enorme, y por razones de espacio no las podemos mencionar todas, pero lo importante es comprender que, las elecciones no se ganan en las campañas, se ganan antes, preparándose con anticipación,generando el ambiente para que, cuando se dé el banderazo de salida a la campaña, la inercia que se trae sencillamente arrolle a los adversarios y consolide el triunfo.
En lo personal, los mejores proyectos que hemos desarrollado han sido construidos con el cliente y sus equipos, a lo largo de dos o tres años de antelación.
¿Se puede hacer en menos tiempo? Por supuesto, pero, sin dudas, será bastante más costoso, riesgoso e incierto.
Prepararse con antelación, ahorra recursos, hace eficiente los procesos de la campaña y,sobre todo, aumenta las posibilidades de éxito.
Imagen: https://www.udep.edu.pe/