Por: Biól. Uriel Agustín Pineda Soto
Al caminar por algunas partes del centro de Celaya y observar sus lugares representativos como lo son: El Jardín Principal, la plaza de la Bola de Agua y La Alameda “Miguel Hidalgo” se encuentra uno con ejemplares de árboles elegantes, majestuosos y sin igual, y es que guardan en su savia características que le vuelven especial en su linaje de clasificación arbórea; son las Araucarias.
La araucaria es un género arbóreo de coníferas que puede alcanzar a medir hasta 60 metros de altura, se consideran originarios de Sudamérica – Chile, Argentina y Brasil – actualmente se distribuye en todo el mundo por el uso en espacios públicos y paisajes. Se le puede cultivar lo mismo en macetas que en campo abierto y así destaca su versatilidad. Si hay algo que debe resaltar es su longevidad, pueden llegar a vivir hasta 1600 años, es de crecimiento lento y ese factor de tiempo no le importa; es más, alcanza su madurez reproductiva entre los 100 y 300 años regalando a sus testigos su fruto que es el piñón, un comestible de gran aporte en la cocina por su aporte de ácidos grasos esenciales como el Omega y también minerales.
La araucaria se fue adaptando a lo largo de millones de años, lo han visto ¡todo! Convivieron con los dinosaurios, resistieron los cambios climáticos, sobrevivieron la extinción del meteorito y estuvieron en la propia evolución de nuestra especie.
Se les considera fósiles vivientes ya que hay pruebas de que están aquí desde hace 240 millones de años, desde la era Mesozoica. Es decir que se han encontrado pruebas fósiles de plantas y que al mismo tiempo siguen vivas la de su propia especie. Muchas de las especies fósiles se extinguieron y no tienen representantes vivos.
La araucaria presenta un porte columnar o cilíndrico, tronco fuerte y ramas horizontales separadas entre sí, y cómo se dijo puede llegar a medir hasta los 60 metros de altura, pero en casa es preferible dejarlos hasta una media de 30 metros, sus conos están diferenciados en masculinos y femeninos, son árboles de sexo separado. Solamente los conos femeninos producen el piñón.
Alrededor del año 1890, el embajador de Chile enMéxico le presentó de regalo a don Porfirio Díaz un cargamento de araucarias traídas por mar desde su país. Posiblemente fueron las primeras araucarias que jamás habrán llegado a México. Muchas de aquellas araucarias subsisten aún en el Parque Juárez (inaugurado en 1892 para celebrar el 400 aniversario del primer viaje de Cristóbal Colón y en los atrios de varias iglesias de Xalapa, Veracruz, así como en la Plaza de la Corregidora en la Ciudad de Querétaro, Querétaro, y seguramente en otras poblaciones del país por lo que es probable que alguno de los árboles que tenemos aquí en Celaya haya sido de aquella ordenanza presidencial.
Hay fotografías de inicios del siglo XX en las cuales ya se aprecia la existencia de estos mismos árboles en las plazas que mencioné, así es que, de la misma forma en que sus hermanos vieron los cambios naturales en el planeta las araucarias que tenemos en Celaya serán testigos de los cambios que también tengamos en el futuro.
Disfrutemos de la sombra y la belleza que aportan al sitio sabiendo que tendremos árboles milenarios siempre y cuando no haya alguna persona ocurrente que facilite su destrucción. Conozcamos y protejamos nuestros árboles.