El municipio de Xichú, oculto en la Sierra Gorda de Guanajuato, es un lugar de gran valor histórico y cultural. Formado por varias localidades, Xichú comparte una historia común, aunque cada pueblo tiene su propio nombre.
El nombre Xichú tiene dos orígenes. La primera, de raíz chichimeca, proviene de Maxichú, que significa “la hermandad de mi abuela”. La segunda versión está basada en una leyenda local, donde se narra que un fraile franciscano fue cegado por una flecha disparada por un indígena mientras oficiaba misa. El indígena, al ver al fraile caer, gritó “xichú”, que en el dialecto mixto serrano-chichimeca significa “hombre cegado”.
En el Gobierno de la Gente, la Secretaría de Turismo e Identidad impulsa el desarrollo turístico de la región y promueve un turismo inclusivo, participativo y conectado con la identidad de las y los guanajuatenses.
Xichú fue pacificado por Diego de Tapia, quien también descubrió ricas vetas de minerales en la zona. La evangelización estuvo a cargo de fray Juan de San Miguel y fray Bernardo Coussin. En 1580, se descubrió un mineral denominado San Francisco de los Anues Tzinchú, y cinco años después, Alejo de Guzmán, un cacique indígena, fundó el pueblo de Xichú de los Indios.
Hoy Xichú, un Pueblo Mágico que cumple 439 años, es apreciado y conocido por su belleza natural, así como su rica herencia cultural, destacando especialmente por sus tradicionales grupos de huapangueros que preservan la música y las tradiciones de la región.
Un destino lleno de paisajes naturales, montañas, cascadas, ríos, densas neblinas ideales para acampar y tener un acercamiento con la naturaleza, el cielo y las estrellas. El pueblo mágico también cuenta con la peculiar arquitectura de la Parroquia de San Francisco de Asís de tonos rojos y blancos.